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La meditación de la Sagrada
Escritura “Meditaba la Palabra de Dios y la guardaba en su
corazón”, o sea la practicaba.
Un corazón solidario, en cuanto
supo que su prima estaba embarazada fue a visitarla.
La humildad, ella se sentía la
esclava del Señor.
La predisposición de hacer la
voluntad de Dios. Y por eso dijo al Ángel “Hágase en mí
según su Palabra”
Podemos dividirnos en cuatro grupos.
¿En cuál estamos nosotros?
1 Los que tienen poco dinero, debido a los
regalos se preocupan, entristecen, endeudan.
2 Los que tienen más recursos, cambian
a Jesús por el viejo pascuero, el arbol, las fiestas. Se cansan en
las compras y quieren que pasen luego estas fiestas.
3 Los enfermos, presos, cesantes, personas en
duelo, personas solas. Piensan que no pueden celebrar, se sienten tristes,
deprimidos.
4 Los que conocen el verdadero sentido
que tiene Navidad; se preparan a celebrar ante la humildad del
pesebre y la sencillez del Evangelio, la alegría del nacimiento de
Jesucristo.
No van a recibir algo, sino a
Alguién; que sienten que les falta para dar plenitud a sus
vidas, a la de sus familias, a los que se prepararon como la Virgen
María a recibirlo.
Recibirán al que vino a:
traer la Buena Nueva a los pobres,
anunciar libertad a los cautivos,
a sanar a los enfermos incurables,
ciegos,
a perdonar los pecados,
a resucitar.
El Señor nace para todos los que se
sienten necesidad de Él, para que los sane, los perdone, los libere
de todo mal y éstos deberían saltar de gozo esta Navidad.
Las personas que están en los 3
primeros grupos viven la Navidad más tensos y deprimidos y
esto los hace más propensos a accidentes. Es frecuente que
para relajarse consuman alcohol y/o drogas empeorando la situación.
La drogadicción y el alcoholismo están
presentes en la población. El mundo de la droga, del alcohol es
triste, doloroso.
Es necesario cultivar la esperanza, la
paciencia, la compasión, el Amor. Nada de esto se concibe sin el
apoyo e impulso de quien vive en nosotros y nos mueve a
entregarnos al hermano o hermana que sufre.
En este tiempo de Navidad es bueno
dejar que Jesús haga nacer en nosotros el deseo de ser más
solidarios, de ir al encuentro de quien necesita ser liberado de este
flagelo que los hunde en el dolor y el sufrimiento, liberar a sus
familias y su entorno.
Desde los 9 años comencé a beber. La
Navidad la conocí cuando me casé. Hace 12 años deje de beber por
un encuentro que tuve con Jesucristo y desde ahí mis navidades
fueron otras.
El Señor es el que me puso en este
camino, y María.
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Ahora es ministro de sacramento
pertenece a retiro de conversion, grupo de autoayuda, grupo de
liturgia y prepara talleres.
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