Varias
universidades han comprobado que los que más practican la religión son los que
menos caen en adicciones y los que más se rehabilitan. Los científicos están
valorando cada vez más la espiritualidad en el abordaje de las adicciones. Y
podemos preguntarnos: ¿Qué
es la inteligencia espiritual?:… para los que creemos en Jesucristo vivo y
resucitado es la capacidad recibida de Dios como talento, como fe regalada que
nos permite amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros
mismos y, por lo tanto, nos impulsa a romper todo egoísmo y a participar en
comunidad fraterna de vida, como fiel, alegre y esperanzado testigo de Jesús,
en un sano y buen uso del tiempo libre, sin consumir drogas, sin embriagarse
con alcohol, construyendo el reino de Dios y teniendo como finalidad, no la
muerte, sino la vida eterna en el Cielo con Cristo Resucitado, con María y
todos los santos.
Howard Gardner al hablar de inteligencias múltiples (lingüística, lógico-matemática, espacial y visual, corporal-kinestésica, musical, interpersonal, intrapersonal, y naturalista) amplió el concepto tradicional de inteligencia. No basta con decir que alguien es inteligente, hay que matizar para qué es inteligente. Posteriormente Daniel Goleman popularizó, con gran eco incluso en el sistema educativo, el concepto de inteligencia emocional entendida como la capacidad de identificar emociones, expresarlas y canalizarlas (sobre todo las negativas, como pueden ser los celos o el rencor) de modo que no nos dañemos a nosotros mismos o a otros. A principios del s.XXI Zohar y Marshall introducen el concepto inteligencia espiritual (con gran repercusión en el ámbito anglosajón, centroeuropeo, EE.UU. y Canadá) para referirse a la capacidad que tiene el ser humano de elaborar un tipo de preguntas que tienen que ver con el sentido último de la existencia y que no se explican con las otras inteligencias. Hay que matizar que estamos hablando de trascendencia, que no hay que identificarlo con una adscripción religiosa únicamente, con la pertenencia a un credo concreto. Además, esta necesidad universal que se puede canalizar de diferentes formas, permanece latente y sólo se desarrolla por interacción. Se puede hacer un símil con la capacidad lingüística. Aprendemos la lengua materna por mímesis. Empieza a articularse dependiendo de estímulos externos. Aprendemos a hablar porque tenemos capacidad para ello y porque nos han animado y estimulado a hacerlo. Por mucho que nuestra madre hubiera hablado a una piedra ésta nunca hablaría. También hay que indicar que este tipo de inteligencia no va asociado necesariamente a la instrucción; no es propio ni exclusivo de élites.
Howard Gardner al hablar de inteligencias múltiples (lingüística, lógico-matemática, espacial y visual, corporal-kinestésica, musical, interpersonal, intrapersonal, y naturalista) amplió el concepto tradicional de inteligencia. No basta con decir que alguien es inteligente, hay que matizar para qué es inteligente. Posteriormente Daniel Goleman popularizó, con gran eco incluso en el sistema educativo, el concepto de inteligencia emocional entendida como la capacidad de identificar emociones, expresarlas y canalizarlas (sobre todo las negativas, como pueden ser los celos o el rencor) de modo que no nos dañemos a nosotros mismos o a otros. A principios del s.XXI Zohar y Marshall introducen el concepto inteligencia espiritual (con gran repercusión en el ámbito anglosajón, centroeuropeo, EE.UU. y Canadá) para referirse a la capacidad que tiene el ser humano de elaborar un tipo de preguntas que tienen que ver con el sentido último de la existencia y que no se explican con las otras inteligencias. Hay que matizar que estamos hablando de trascendencia, que no hay que identificarlo con una adscripción religiosa únicamente, con la pertenencia a un credo concreto. Además, esta necesidad universal que se puede canalizar de diferentes formas, permanece latente y sólo se desarrolla por interacción. Se puede hacer un símil con la capacidad lingüística. Aprendemos la lengua materna por mímesis. Empieza a articularse dependiendo de estímulos externos. Aprendemos a hablar porque tenemos capacidad para ello y porque nos han animado y estimulado a hacerlo. Por mucho que nuestra madre hubiera hablado a una piedra ésta nunca hablaría. También hay que indicar que este tipo de inteligencia no va asociado necesariamente a la instrucción; no es propio ni exclusivo de élites.
1)
La búsqueda del sentido. El ser humano quiere
vivir una vida con sentido, con significado. Forma parte de la condición humana
hacerse preguntas del tipo: ¿Qué hacemos aquí? ¿Para qué estamos? ¿Qué podemos
esperar?; lo que no significa que tengamos respuesta o que sólo haya una. Los
cristianos, eso sí, tenemos una respuesta revelada por Dios, a través de Jesucristo.
Es Él quien nos da el verdadero sentido de nuestra vida.
2)
La capacidad de distanciamiento. La
inteligencia espiritual permite tomar distancia de la realidad (separarse sin
alejarse físicamente) para la crítica, para los actos libres, para el humor. El
ser humano, a diferencia del animal que está atrapado en el medio, es capaz de
tener un mundo propio….el cristiano contemplando la realidad encontrará en ella
los signos de los tiempos.
3)
El asombro. La experiencia de maravillarse, de
pasmarse ante la realidad es propiamente humana, y puede ser provocada por la
naturaleza, el arte, una composición musical, un rostro, el asombro ante un
milagro, ante lo que Dios hace, etc.
4)
El sentido de pertenencia al Todo. La
autonomía personal está sacralizada. La persona espiritualmente inteligente
capta aquello que está por encima de particularidades y singularidades; tiene
la capacidad de sentirse uno con el gran Todo; lo que contribuye a desarrollar
relaciones más armónicas. Los grandes maestros destacan por esto. El Hno.
Carlos de Fucauld se ponía en las manos de Dios con infinita confianza porque lo
sentía como su Padre, sintiendo su amor infinito.
¿Cómo
se cultiva la inteligencia espiritual? Para nosotros los cristianos, a través de la oración, la meditación, los retiros, la
participación grupal y comunitaria, el enfrentamiento de las crisis y
dificultades de la vida con mucha fe y no acudiendo a muletas quebradizas como
son la embriaguez y el consumo de drogas…. El profesor Torralba subrayó cuatro vías.
1)
La práctica asidua de la soledad. La
soledad buscada es un ámbito fundamental para plantearse preguntas; ahí es
donde uno se tutea a sí mismo; donde se plantean temas como la vocación, la
llamada, el proyecto de vida. El problema es que a veces genera sensación de
vértigo (“¿qué hago yo aquí?”).
2)
El ejercicio del filosofar, del pensar y dar que pensar.
Cuando uno filosofa surgen los interrogantes, el asombro, una comprensión más
profunda de las cosas, la conexión con uno mismo, etc.
3)
Lo espiritual en el arte. Hay música que
transporta, que por unos instantes te lleva muy lejos, te separa del mundo. Lo
mismo ocurre con la contemplación a fondo de cualquier manifestación del arte;
da qué pensar; no te deja en un estado neutro, te hace trascender.
4)
La experiencia de fragilidad. Una
situación crítica, la enfermedad, el envejecimiento, la muerte cercana
despiertan la pregunta por el sentido, activan la inteligencia espiritual que
no tiene por qué ser confesional.
¿Cuáles
son los beneficios de la inteligencia espiritual? El
profesor Torralba resaltó tres.
1)
Profundidad en la mirada, frente al lamento
muy extendido de la banalidad y la superficialidad; de la cultura de “usar y
tirar”; del “zapping”, del salto continuo de un estímulo a otro porque la repetición
aburre.
2)
La autodeterminación, que tiene que ver con
pensarse, con hacer de la vida un proyecto; y que exige esfuerzo, audacia de ir
contracorriente, y la capacidad de relativizar el influjo ajeno.
3)
La calidad de las relaciones. “Sólo se ve bien con
el corazón; Lo esencial es invisible a los ojos” (Saint-Exupéry)…. La inteligencia espiritual
tiene reflejo en las relaciones sociales. Ayuda a superar la mirada centrada en
lo externo; busca lo esencial en las relaciones; se refleja en las conversaciones,
se expresa en palabras; supera los tópicos y las habladurías.
¿Y
qué ocurre cuando la inteligencia espiritual está atrofiada? Quizá
la consecuencia más grave es el vacío
existencial, la carencia de sentido, que puede derivar en
vandalismo, violencia, formas inadecuadas de evasión, conductas
autodestructivas, adicciones a alcohol, tabaco, drogas, juego, internet, etc.
Los grandes creadores y los grandes maestros son personas con una intensa vida
espiritual que se refleja en las obras. Lo que dejamos a las generaciones
futuras tiene que ver con el cultivo de la inteligencia espiritual.
Al
profesor Torralba le preguntaron:¿cuál es el gran error del sistema educativo,
y respondió: es que considera que el ser humano es tridimensional: es bio, es
psico (aspectos mentales y emocionales) y es social y, yo me pregunto, dijo: ¿Y
la dimensión espiritual?; y este profesor tiene toda la razón, y se la están
dando todos los seminarios internacionales sobre adicciones ya que ahora
consideran que el problema es bío-psico-social-espiritual y que su enfoque debe
abarcar todas estas dimensiones del ser humano.
Transcripción de la primera parte del programa radial Familia sin drogas de Radio María del 26-04-12, puede descargar y escuchar el programa completo desde el enlace PROGRAMA RADIAL
Transcripción de la primera parte del programa radial Familia sin drogas de Radio María del 26-04-12, puede descargar y escuchar el programa completo desde el enlace PROGRAMA RADIAL
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