San Pablo, en (Ef.5) nos enseña que los esposos
deben amarse con un amor generoso como el de Cristo, capaz de dar la vida por
amor. Jesús nos enseña que lo que Dios unió, no debe separarlo el hombre. Pero,
uno de los problemas serios que se presenta muchas veces en los matrimonios o
en la vida de parejas estables es el problema de la adicción a alcohol o drogas
del cónyugue, que dificulta o impide ser fiel al amor que se han prometido. Generalmente,
cuando él es bebedor excesivo, o alcohólico, o drogadicto y no ella, hay más adherencia
a seguir con la vida de pareja y con el hogar.
En esos casos, ella lucha por mantener la
familia con la esperanza de que un día abandone el consumo y salga adelante; en
cambio, cuando ella es la adicta, él la abandona prontamente y no está
dispuesto a apoyar su rehabilitación; es
por eso que en nuestro Policlínico Obispo Enrique Alvear, no sólo tratamos al
adicto, sino que también tenemos, paralelamente, las terapias dirigidas a los familiares que los apoyan, y la mayoría
del grupo son mujeres. Y no sólo eso, sino que conocí un caso extremo en que el
esposo nos odiaba porque habíamos ayudado a que su esposa se rehabilitara; porque
ella, en estado de embriaguez, le consentía todo: lo lícito y lo aberrante; en
cambio, cuando recuperó su dignidad, como mujer cristiana, hubo cosas que ella
no aceptaba, por ir contra la naturaleza.
Conocí otros casos, equivocados lógicamente, en
que ella o él se pusieron a consumir alcohol o drogas porque su pareja lo hacía
y quería estar con su cónyuge sin resistir a la presión de intoxicarse, que le
hacía el grupo, terminando los dos en la adicción, con graves consecuencias
para los hijos, sobre todo cuando son pequeños. Hubo un caso en que el hijo menor
fue descuidado por sus padres adictos en su alimentación y casi muere
intoxicado porque, con hambre, fue al
velador de su madre y tomó las pastillas que ella consumía. Lo que también
suele suceder es que se separen por esta causa y, muchas veces lo hacen cuando
están con grandes problemas económicos, habiendo malgastado su dinero, estando
endeudados o cesantes.
Esas situaciones dramáticas la sufren más los hijos, que tienen que trasladarse con su madre y vivir como allegados; o bien, quedarse en casa, pero con un padre o madre ausente. Otra situación que se presenta muchas veces es la de la infidelidad del esposo, o la esposa, que destruye el matrimonio, cuando les resulta imposible perdonar, se sienten traicionados y pierden toda confianza en su cónyuge. El mundo de las adicciones toca otras tantas áreas como las drogas tóxicas, la ludopatía (adicción al juego), el sexo, el trabajo, la comida. Cualquier adicción puede afectar tu vida y la de los que te rodean. El origen de la adicción, sí es multifactorial involucrándose factores biológicos, genéticos, psicológicos, y sociales, así como el entorno que vive en el presente la persona con su pareja o bien, hasta con sus hijos. Los estudios demuestran que existen cambios neuroquímicos involucrados en las personas con desordenes adictivos y que además existe predisposición biogenética a desarrollar esta enfermedad.
Es necesario saber también el grado, el tipo de adicción y a lo que es codependiente la persona. Si bien alguien puede ser adicto a la marihuana, no se reflejará de igual manera en sus relaciones personales o sus actividades diarias este consumo, como con el alcohol o con un tipo de droga como la heroína. Sin embargo, cualquier adicción desgasta poco a poco una relación, incluso cuando ambas partes de la pareja son adictas. En principio, las drogas se perciben con una imagen positiva y favorable que atrae a jóvenes y mayores. Sin embargo, esa cara desaparece rápidamente, y las drogas empiezan a mostrarse tal y como son: dolor, problemas, infelicidad y múltiples trastornos.
Las drogas generalmente crean dependencia tanto física como psicológica y hacen vivir a quién las consume, en un mundo totalmente falso, en donde se sufre degradación física, mental, emocional y finalmente puede llegar a ocasionarle la muerte. Es posible la aparición de una amplia gama de trastornos psicológicos, estados de ánimo negativos e irritabilidad, actividades defensivas, pérdida de autoestima e intenso sentimiento de culpa, así como alucinaciones visuales y auditivas, disminución de la capacidad intelectual, lenguaje confuso, y la destrucción de neuronas.
El consumo se vuelve casi lo más importante, los adictos se tornan egoístas y egocéntricos, no les importa nada más que ellos mismos. Sin embargo, estas reacciones pueden presentarse en la pareja a consecuencia de los efectos del desgaste y el estrés que provoca confrontar una adicción o al propio adicto. El adicto gira en torno a la droga: el consumirla pasa a ser más importante que la familia, el trabajo, los estudios, las relaciones sociales; cree que puede salir solo; niega la dependencia; a veces acusa embriaguez o drogadicción patológica, causante de violencia intrafamiliar y hasta de femicidio y parricidio. Se da también la codependencia y te encontrarás cuidando de él o ella, llevándolo a la cama cuando lo encuentres borracho en el sofá o inventando excusas para justificar su conducta ante los demás y consolándole cuando se sienta deprimido.
Primera parte del programa radial Espiritualidad, familia y adicciones del 27-03-2014,
puede descargar y escuchar el programa completo desde el enlace PROGRAMA
RADIAL.
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