jueves, 19 de mayo de 2016

Bases neurológicas de la adicción.

En la Biblia, en Dt. 30,15 Dios nos dice: he puesto delante de ti, hoy, la vida y el bien, la muerte y el mal… y tenemos una gran preocupación con la legalización del auto cultivo de marihuana, ya que está demostrado que al aumentar la disponibilidad de drogas aumenta el consumo y, con ello, la delincuencia para adquirirla, las enfermedades, como la esquizofrenia, las bronco pulmonares, el paso de mayor número de usuarios al consumo de drogas más dañinas, los accidentes del tránsito y del trabajo, como ha ocurrido en Colorado, en EE.UU.


 
Nuestra esperanza la ponemos en el Señor, que en el Salmo 16 el salmista dice: no dejarás que mi alma descienda a la muerte, ni permitirás que tu santo experimente la corrupción. Me mostrarás la senda de la vida porque en tu presencia hay plenitud de gozo y delicias a tu diestra para siempre. Algunos programas atrás, tratamos con la doctora Mireya este tema, de las bases neurológicas de la adicción, en donde nos enfocamos principalmente en los gatilladores biológicos externos que activaban las ganas de consumir alcohol y/o drogas….Pero estos factores vienen determinados por condiciones aún más internas, relacionadas con el funcionamiento de nuestro cerebro. 
 
Es por eso que queremos retomar este tema y ampliarlo para comprender efectivamente la base neurobiológica de las adicciones. En el programa anterior demostramos que los estímulos ambientales (encontrarse con un amigo, pasar por delante de un determinado bar,...) estímulos discretos (como un olor, una determinada música.), o internos (el estrés, un determinado estado emocional...), previamente asociados al consumo de la droga y que se denominan estímulos condicionados, pueden desencadenar el deseo de consumo y respuestas emocionales en los pacientes adictos. Ello tiene una gran relevancia clínica ya que frecuentemente provocan la recaída tanto durante el consumo activo como durante la abstinencia.
 
La importancia de los estímulos ambientales en la adicción fue observada primeramente dentro del ámbito clínico, a través de los relatos de los pacientes. Más recientemente, los estudios de neuroimagen funcional, han permitido observar la respuesta cerebral provocado por estímulos asociados al consumo en pacientes adictos. Los registros obtenidos muestran la respuesta de distintas estructuras neuronales cuando los pacientes ven un video con imágenes relacionadas con el consumo de cocaína….Durante la visualización del vídeo, los pacientes presentaron activación en dos regiones límbicas, la amígdala y en el cingulado anterior. La activación de estas dos regiones es muy significativa puesto que las dos tienen un papel muy importante en la conducta afectiva y el aprendizaje emocional. La amígdala es crítica para el aprendizaje de relaciones entre el significado biológico de los estímulos (comida, bebida, dolor) y las señales que los predicen. En los pacientes que consumen cocaína, la amígdala procesa también el significado emocional de esta droga. Por su parte, el cingulado anterior comparte conexiones recíprocas con la amígdala y tiene también un papel en el control de las respuestas emocionales.

La conducta de abuso de drogas es, en sus fases iniciales, una acción instrumental, motivada y dirigida a un claro objetivo: la obtención de placer, bienestar y euforia, proporcionados por la droga. Hoy sabemos que con el tiempo y la repetición, las acciones instrumentales inicialmente dirigidas a un objetivo se transforman en habituales, activadas por mecanismos estímulo-respuesta, y acaban por transformarse en hábito de conducta.
Un ejemplo clásico del aprendizaje de un hábito de conducta es por ejemplo ir en bicicleta o conducir un coche. Al principio cuando se está aprendiendo, los movimientos son lentos y torpes y están bajo el control voluntario del individuo que está aprendiendo y, por tanto, bajo el control de su cortex prefrontal. A medida que el aprendizaje avanza, los movimientos se van realizando de forma más automática y a la vez mucho más precisa y fina, siendo capaces de llegar a un alto control de la conducta.

Si la conducta de consumo de droga en sus momentos iniciales era una conducta impulsiva, en la fase final del consumo, cuando la adicción ya está constituida, el consumo es de tipo compulsivo. Esta evolución de la conducta de consumo se refleja en los mecanismos neurobiológicos que la sustentan. Mientras que en las primeras fases del consumo, la conducta dirigida al objetivo estaba controlada, esencialmente, por la actividad del cortex prefrontal, a medida que avanza el consumo, el control de la conducta se va transfiriendo progresivamente a la actividad de los núcleos subcorticales. Es decir, el CPF mantiene conexiones bidireccionales bien organizadas con el estriado dorsal, a través de los circuitos cortico-estriato-corticales, que controlan la conducta automática o habitual. 
 
El proceso de formación de hábitos de conducta, con la puesta en marcha de los mecanismos que constituyen el sustrato neurobiológico del aprendizaje, es fundamental en todos los tipos de adicción. En las adicciones no químicas, como el juego patológico o las compras compulsivas, en las cuales no existen los efectos dopaminérgicos adicionales que la sustancia genera, la activación de los mecanismos neurobiológicos propios del aprendizaje motivacional y del aprendizaje de hábitos debe desempeñar un papel fundamental en el control de la conducta del adicto. Además, los efectos profundos de este tipo de aprendizajes, que forman parte de los mecanismos de memoria procedimental, contribuirían a explicar la resistencia a la extinción de las conductas adictivas.
La vulnerabilidad para el desarrollo de un adicción está influenciada por diversos factores genéticos y ambientales. Ambos factores se entrelazan entre sí y se suman a los efectos propios de las drogas de abuso, potenciándose mutuamente. Muchos trastornos médicos tienen un componente genético, pero la mayoría de ellos, con inclusión del cáncer, la obesidad y las enfermedades del corazón presentan un componente genético múltiple, con contribuciones de múltiples genes y variantes genéticas. Igualmente, la vulnerabilidad a la adicción está determinada por múltiples genes, muchos todavía sin identificar y, de los ya identificados, se desconoce todavía como interaccionan entre sí y con el ambiente.

Primera parte del programa radial Espiritualidad, familia y adicciones del 23-07-2015, puede descargar y escuchar el programa completo desde el enlace PROGRAMA RADIAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario